martes, 23 de febrero de 2010

El agua potable de La Paz-El Alto y el cambio climático

Ante la creciente preocupación de la ciudadanía por los efectos que viene ocasionando el cambio climático, creo que es necesario revisar los conceptos, creencias y prejuicios vinculados al tema, a fin de que los tomadores de decisiones tomen conciencia de los verdaderos problemas. Cuando se menciona el asunto de la provisión de agua potable, es necesario referirse al ciclo hidrológico en las cuencas hidrográficas. El agua en estado de vapor por efecto de la radicación solar incidente asciende desde la superficie terrestre a través de la atmósfera hasta acumularse en las nubes, las cuales bajo ciertas condiciones de temperatura, presión y humedad originan las precipitaciones. En las condiciones de las cuencas hidrográficas en los alrededores de La Paz, las precipitaciones están vinculadas a la presencia de glaciares en las montañas. La precipitación que cae como granizo o nevada en los glaciares, acumula agua dulce en los lugares elevados, fenómeno natural que representa una mayor ventaja desde el punto de vista de provisión de agua potable, ya que el agua al descongelarse durante la época seca corre cuenca abajo y puede ser aprovechada fácilmente mediante sistemas de captación, sean embalses o lagunas naturales. El hielo de los glaciares actúa como una esponja: capta agua en la época de lluvias y la va liberando gradualmente en la época seca; además se trata de un agua dulce de elevada calidad (quienes probaron el agua de grifo en El Alto durante los años 90 pueden comprender cómo sabe el agua potable de los nevados). Se dice que el cambio climático es el efecto del aumento de temperatura de la atmósfera a causa de la emisión de gases que ocasionan el efecto invernadero. Estos gases pueden ser de origen natural, pero en las cuencas de La Paz, la mayor parte son emisiones producidas por actividades humanas, y se denominan gases de efecto invernadero (GEI). El principal efecto del aumento de la temperatura es la modificación del ciclo hidrológico en las cuencas con glaciares: las precipitaciones en forma de hielo se descongelan más rápido y por lo tanto tienden a provocar inundaciones en la época de lluvias y sequía en la época seca. A nivel mundial, el problema se estudia y debate desde hace algunas décadas, aunque recientemente está despertando el interés de la opinión pública.

Como la información sobre el cambio climático es recogida de fuentes como el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) y otras instancias internacionales, se tiende a creer que el problema del racionamiento de agua potable es ocasionado por el cambio climático que provocan las industrias de los países más desarrollados. Recuerdo que los vecinos de Ciudad Satélite en El Alto ya experimentaban cortes de agua potable por las noches desde el mes de agosto de 2009; ya entonces asumían el papel de víctimas, mientras que el humo de diesel en las calles impedía respirar con normalidad.

Las estimaciones más conservadoras referidas a la emisión de contaminantes atmosféricos en La Paz y El Alto le asignan un mayor peso al transporte automotor. Dado que prácticamente no existen industrias en nuestras ciudades, es probable que más del 95% de la contaminación del aire provenga del parque automotor. Este se ha incrementado considerablemente durante los últimos 10 años. Los vehículos a gas o a gasolina suelen generar menos GEI que los vehículos a diesel, pero la cantidad de vehículos a diesel tiende a incrementarse a una tasa mayor. Por otro lado, el parque automotor de La Paz y El Alto en general es obsoleto, alrededor de 3 de cada 4 vehículos debería ser descartado no solamente por seguridad pública, sino para evitar daños irreversibles al medio ambiente.

Alrededor del 35% del calentamiento de la atmósfera que está afectando las fuentes de agua potable en La Paz y El Alto es producto de los GEI emitidos por los países industrializados y por lo tanto habrá que negociarles mecanismos de compensación. El 65% restante es nuestra culpa. Desde la ausencia de políticas ambientales del sector público, hasta la falta de educación de la población, que cada vez muestra mayor preferencia por las vagonetas usadas a diesel. Se observa que gran parte de los vehículos y maquinaria pesada de las Alcaldías de La Paz y El Alto opera a diesel, los buses de transporte público, las empresas de distribución de cemento, valores, alimentos y bebidas, etc. Solo con eliminar la subvención al diesel en las áreas urbanas de La Paz y El Alto se lograría un efecto importante en la reducción local de GEI. Otras alternativas interesantes son el empleo de filtros catalíticos (que se podrían distribuir entre los buses del servicio público), los dispositivos retrofit, innovar tecnologías viables para la transformación de motores a gas vehicular, etc.

Para comprender el mecanismo por el que el humo de diesel provoca daños al ciclo hidrológico de los glaciares, hay que tomar en cuenta dos fenómenos:

a) Las partículas diminutas del humo de diesel se desplazan en el aire y muchas de ellas se depositan sobre la superficie de hielo del glaciar, modificando su albedo. El albedo es la relación entre la radiación solar reflejada y absorbida por un cuerpo. El glaciar tiene un albedo mayor a 85%, es decir que refleja gran parte de la energía solar incidente sobre su superficie. Las partículas de humo diesel que se depositan sobre esta superficie reducen su albedo, que fácilmente puede llegar a menos de 50% Esta mayor energía absorbida provoca un descongelamiento más rápido de la capa de hielo.

b) Las ciudades de La Paz y El Alto generan un efecto invernadero local, es decir que la temperatura tiende a incrementarse en los alrededores del área urbana. Para eso basta con asomarse a alguna de las laderas en un día despejado de los meses secos (en época de lluvias el efecto es menor) y se podrá observar la concentración de humo en las partes más bajas de la ciudad. Este aumento de la temperatura se va disipando a medida que nos alejamos del área urbana, pero los glaciares se encuentran tan cerca del área urbana que son impactados en mayor o menor medida por este efecto invernadero local.


Los operadores de los servicios de agua potable suelen creer que el retroceso y pérdida de los glaciares no afectará en gran medida la dotación de agua potable de nuestras ciudades, ya que se puede reemplazar el agua acumulada en los nevados mediante la construcción de embalses. Lamentablemente, el asunto no es tan mecánico, ya que los casquetes de hielo que se ven en las montañas solamente son parte de un ciclo hidrológico que tiene vinculación con un flujo de agua superficial y subterráneo más complejo (lo que se ve en la montaña es como la punta del iceberg). Es probable que esto demande inversiones de gran envergadura y corriendo el riesgo de que aún con embalses enormes no exista suficiente agua para abastecer las necesidades crecientes de una población en constante aumento. Solo nos queda un camino viable: reducir las emisiones de humo de diesel y parque automotor obsoleto.