domingo, 30 de octubre de 2011

Búsqueda

Planeo partir al alba para exponer mis ropas raídas a nuevos horizontes, buscando como siempre el aroma y quizás el sabor de la fruta mágica, con la que soñé hace muchos años una noche que expuse mi rostro ante un millón de estrellas del firmamento del altiplano. A veces siento que me acerco a ella, y mi corazón da un vuelco al presentirla, otras veces el fuego se consume en una espera interminable. El tiempo pasa, las partidas se suceden una tras otra y quizás al atesorar miradas de bienvenida y de despedida, canciones cariñosas y al atisbar sentimientos de amor profundo, empiezo a sospechar que la fruta mágica es una utopía dulce que prospera en los suelos fértiles de un país lejano, todavía por descubrir. La fruta mágica tiene que ser parte y producto de una biodiversidad exuberante, y es probable que para encontrarla deba retornar a mis orígenes, a ese país lejano, todavía no descubierto por el mundo, que abandoné para ir a buscarla. Volver al punto de partida, a ese país complejo y diverso, quizás para verificar que la fruta mágica estuvo siempre esperando por mí en el jardín de mi casa.