En tu delgada franja geográfica,
donde te cantaran con voz mágica
aquellos poetas y trovadores
soñando tu libertad sin temores.
En aquellos tus campos ultrajados,
hasta las hierbas tienen candados;
donde se pierde un gemido en la noche
caen piedras al espectro del reproche.
En tu cielo latinoamericano
desde mi sol horizonte cercano;
donde las estrellas ya no se ven,
a causa de la niebla del desdén.
En esa tierra se encrespa el mar,
y se une al clamor popular
de gaviotas que empiezan a volar
contra la dictadura militar.
Llallagua, 5 de octubre de 1988
jueves, 25 de noviembre de 2010
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